¿Cómo?
¿Por qué?
¿Cuándo? Es tan importante el cuando hemos hecho o deshecho, o lo haremos o lo estamos haciendo o significa entusiasmo mayor contemplar el paso regulado, pausado e inquebrantable del suceder, del esquivar los acontecimientos nos atrevemos a elegir el qué nos toca vivir, sabemos poco acerca de la fe y sin embargo somos reyes del tiempo, en toda esfera hay un giro, una energía vital que reluce y sucede sin esfuerzo, por qué entonces las personas nos esmeramos en avanzar, en la espiral del tiempo surge la vida y en la fe la verdad, no única, ni lógica, que aún escucha los impulsos del tiempo con la ansiedad de un ciego ante el mar, como un verdadero amigo que persigue el sueño de la felicidad.
Esta apariencia que tanto esfuerzo requiere es, en palabras de un práctico agnóstico, la ausencia de necesidad, mas, aún no sabemos qué sentir despertaremos ante dicha ausencia o abandono de la carga de ser útiles y serviles sin desmejorar la ociosidad de la real siesta y las sofisticadas barrigas, repletas de frutas y mejunjes, elaboraciones con las que adornamos nuestros Requetés, perdón, quería decir retretes y abonamos el campo.
Por la delicada situación que conlleva el sufrimiento de vivir, es necesario que exista necesidad de realidad, con todos sus agravantes y atenuantes, caos y orden, lucha y paz, no, bien y mal, no son necesarios, pues sólo existe una realidad, el bien, y este nunca es ausente, por eso aprecia un humano la calamidad, la sequía, el luto, y la juerga.
Desistiré de mi mismo, pero no de ser un ser humano. La labor de uno o una es completar la escasa realidad del sujeto, y totalizar la vida en actos de piedad colectiva y severa preocupación para evitar la fuerza de los cambios y desplegar la fuerza del trabajo, los bosques ofrecerán, los ríos repartirán, las lluvias limpiarán, el fuego cuidará y el tiempo mejorará.
¿Por qué?
¿Cuándo? Es tan importante el cuando hemos hecho o deshecho, o lo haremos o lo estamos haciendo o significa entusiasmo mayor contemplar el paso regulado, pausado e inquebrantable del suceder, del esquivar los acontecimientos nos atrevemos a elegir el qué nos toca vivir, sabemos poco acerca de la fe y sin embargo somos reyes del tiempo, en toda esfera hay un giro, una energía vital que reluce y sucede sin esfuerzo, por qué entonces las personas nos esmeramos en avanzar, en la espiral del tiempo surge la vida y en la fe la verdad, no única, ni lógica, que aún escucha los impulsos del tiempo con la ansiedad de un ciego ante el mar, como un verdadero amigo que persigue el sueño de la felicidad.
Esta apariencia que tanto esfuerzo requiere es, en palabras de un práctico agnóstico, la ausencia de necesidad, mas, aún no sabemos qué sentir despertaremos ante dicha ausencia o abandono de la carga de ser útiles y serviles sin desmejorar la ociosidad de la real siesta y las sofisticadas barrigas, repletas de frutas y mejunjes, elaboraciones con las que adornamos nuestros Requetés, perdón, quería decir retretes y abonamos el campo.
Por la delicada situación que conlleva el sufrimiento de vivir, es necesario que exista necesidad de realidad, con todos sus agravantes y atenuantes, caos y orden, lucha y paz, no, bien y mal, no son necesarios, pues sólo existe una realidad, el bien, y este nunca es ausente, por eso aprecia un humano la calamidad, la sequía, el luto, y la juerga.
Desistiré de mi mismo, pero no de ser un ser humano. La labor de uno o una es completar la escasa realidad del sujeto, y totalizar la vida en actos de piedad colectiva y severa preocupación para evitar la fuerza de los cambios y desplegar la fuerza del trabajo, los bosques ofrecerán, los ríos repartirán, las lluvias limpiarán, el fuego cuidará y el tiempo mejorará.
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