La fe puesta en esta panfletada sirve de excusa simplemente para desvelar imágenes de la tierra y los posibles fuertes que están presentes como si fueran el postre de la experiencia ininterrumpida. La manera de llevar a cabo la insección de huellas en la materia se defiende de la historia convirtiéndose en presente a través de la forma y derecho hacia el rumbo más discreto se precipita en la historia sin fundamento real debido a la inmanencia del guía. Defender esta postura no resuelve la mediocridad existencial del presente pero recreada en los suelos de la civilización que implican el sesgo de algún que otro ombligo.
Estamos a punto de comenzar el riguroso plan de respirar el cuento disperso que influye de la forma más crombante encima de una minucia de red infinita de cuentos que suntuosos persiguen la esencia de los hombres y las mujeres recogiendo imágenes con sueños expresos. Melancolía incluída debido al período laboral por el que la televisión no es divertida, los ojos se cansan de mirar hacia dentro y servir de trago pasajero en la quinta avenida, no es por incordiar a los yankees pero me enjuago la boca odiando sus armas de fuego, en la historia ya hubo descritas mil batallas, salvo de los Egipcios y cualquier ciudadano medio sabe que la historia de África no nos debe de pertenecer nunca en la vida de todas las seres vivas. No hay más que guerra en el mundo y nos hacen cómplices por vivir acostumbrados pero en la costumbre a veces surge la magia y las ideas de nuevo mencionan lugares espaciales que se funden con la historia y crecen en la mirada.
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