Odio la guerra

Recordar cada momento que vivimos es un requisito personal que nos ayuda a mejorar el momento presente, también sirve para saber que nuestras acciones y el fruto de nuestras intenciones es un ejercicio racional en cuya resolución ponemos nuestro esfuerzo e inteligencia, pero no se puede luchar contra los elementos, o no al menos con las manos desnudas.
Los seres humanos somos algo que existe por casualidad en un planeta que surgió por azar y aun así empleamos toda nuestra vida en responder preguntas que nunca tuvieron respuesta a no ser que nosotros mismos nos las inventemos y así les damos una aparente realidad que simplifica toda nuestra infinita ingenuidad, torpeza y chabacanería, pero no dudo que a pesar de lo presente haya a estas alturas que dudar de cada progreso científico logrado por “la humanidad”.
Solo propongo, desde mi humilde postura que las personas renuncien a su personalidad y a su moral, que se retracten de todos sus recuerdos y griten que se sienten inocentes con la condición de vida que ocupan.
Este universo es incondicional, no tiene leyes propias ni motores de vapor, solo aparentemente es gigantesco, mas la realidad que han de responder los seres humanos es ciertamente pequeña y no escapa las fronteras de su imaginación, si hay solución a la guerra, la solución está en el hombre pues es un problema del hombre y toda culpa reside en el hombre, en todos los hombres y mujeres, en todas las causas y en todos los hechos y nadie puede librarse de ser un salvaje.

Lo que yo digo es que ¿por qué seguimos manteniendo un sistema inestable y frágil que degenera el aspecto de nuestra vida? Y si fuera posible cambiar, evitar la ideología, combatir la nostalgia de justicia, ser sinceros y libres sin tener que hacer daño a nadie, dominar nuestros impulsos antes de que ellos nos dominen a nosotros y evitar sufrir más dolor, un dolor diario que arrebata la ilusión y destruye nuestra conciencia, ¿sería posible un mundo así? O es más fácil seguir manteniendo esta hipócrita leyenda del futuro, es ese el mensaje de la sociedad, ¿es que acaso el movimiento de toda una sociedad puede arrasar el guión particular de otras tantas historias? 

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